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¿Y a ti aún te cuentan cuentos?

 

Manchas de tinta

Decía el maestro que al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver. Sin embargo, kay – lo mejor que me ha traído esta ciudad vampiro– y yo no estamos de acuerdo en absoluto. Porque hace un año, en esta misma cala casi desierta ahora, tenía todas las cartas en las manos y hoy, algo más de un año después, creo que he conseguido conjugarlas para que se lean de la mejor manera que sé.

Algunas las derroché. Una noche de mayo opté por derramar por los sumideros una luz moribunda a la que no supe dar cuerda, sobre todo cuando las luciérnagas decidieron que ya era demasiado tarde. Otras las gané –y son las que más– y por eso hoy, enroscando la misma arena y con los hombros sabiendo a la misma sal, sé que el tiempo, este minutero espeso que tantas veces se me ha atragantado en las aurículas, me ha dibujado una sonrisa entre las costillas. De esas que a veces se olvidan pero que no se borran.

Hace un año leía letra impresa persiguiendo un sueño que llegó un 13 de noviembre. El 68 se convirtió por tanto en un número tatuado con tinta indeleble en la retina de mi recuerdo. Así que me mudé a las calles atestadas, me instalé entre 12 paredes en las que paso una vida que elegí con tres folios y una cita de Galeano. Y he crecido lo suficiente para saber estar sola y sonreír sin que duela. Para verte partir y saber que hice lo correcto. Para jugar a flotar en el mar muerto y salir –casi indemne. Para mirarme al espejo y reconocerme. Y saber que ahí, detrás de esos ojos verdes que hoy ciegan todo el sol que he sido capaz de atesorar, detrás de esas pupilas, está lo mejor que tengo.

La foto es de loufi

Sonando: "Un día en el mundo" de Vetusta Morla

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At 8:06 a. m., Anonymous Rigodón said...

Es dificil ver todo el camino que llevamos andado mirando nuestra vida, mirandolo todo. Hacen falta puntos de referencia, como una cala en la que has sido feliz, para ver realmemte lo que nos hemos movido, lo que hemos ganado, lo que hemos perdido y lo que hemos vivido. Para volver a crecer, sin hacerse mayor.    



At 12:03 p. m., Blogger kay said...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.    



At 12:04 p. m., Blogger kay said...

Hace un año maldecía aún mi 125 y lloraba todas las noches, y algunos días. Hace un año me planté cara a cara con el espejo y decidí, solamente, estar sola y saber quién era. Y de pronto apareciste tú, justo por los días en que todo empezó a cambiar y los "nunca jamás" se pudieron convertir (y quisieron convertirse) en un final feliz y un comienzo aún más bonito.    



At 11:01 a. m., Blogger pqueno said...

dicen los biólogos (o, mejor, decimos los biólogos) que existe una especie de optimismo intrínseco entrelazado entre cromosomas, que es lo que nos hace seguir mirando con una chispa de vida.

a veces esa chispa nos la encontramos en la mirada que nos devuelve un espejo.

a veces para ver ese espejo, hay que decir adiós, y, aunque duela, susurrar aquello de "mejor sin tí"


abrazos partidos desde la ciudadenmedio    



At 9:45 a. m., Blogger Beauséant said...

si hay algo que debemos aprender en esta vida para ser felices es a mirar con cierta indulgencia al tipo al otro lado del espejo...    



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