A veces nos suicidamos nosotros mismos
31 mar 2007A veces nos suicidamos nosotros mismos. Lo dices mirando al techo y te das la vuelta como si nada, sin ver los regueros de fuel que caen bajo la cama, sin percatarte de que la máquina ya no funciona correctamente y no hay fuerzas para conquistar nuevos territorios, ni aunque estuviesen sembrados de túneles salpicados de luz al final. Que he jugado tanto con cerillas de mentira que ahora ya no me quedan puentes que quemar ni cabos con los que construir lianas (juro que las aceptarías a pesar de mi vértigo). Mis mapas acaban ya más acá de los monstruos pero no consigo seguir más allá. Ni un solo paso. Ni arrastrándome entre los océanos. A oscuras siempre se me dio mal tantear el futuro, desventajas de nacer en primavera.
Y supongo que tienes razón, porque al fin y al cabo casi siempre todos tenemos un poco de razón y porque mi objetividad está guardada hecha añicos bajo la piel, así que termina multiplicándome los agujeros negros en todos los espejos. Y cerrar los ojos sigue sin ser una salida. Sí, puede que tengas razón, a veces nos suicidamos nosotros mismos, pero no dejo de preguntarme si la sangre que me empapa las manos terminará por desangrarme antes de la siguiente mirada.
¿Qué salida queda cuando te echas de menos?