Hasta pronto
En unos días mi cama quedará un poco coja. Aún recuerdo esa canción infantil, escuchada a ojos mediados cuando corría los mil metros con el sueño y siempre perdía, esa en la que se entonaba que cuatro angelitos guardan mi cama. En unos días, y estando despierta, uno de esos angelitos alzará el vuelo aunque, estoy segura, su sombra se quedará ayudando a sostener una vida que no sería la misma sin la fuerza de sus brazos: la mía.
Sé que escriba lo que escriba se quedará corto al describir los cuencos de lágrimas que achicó de la cueva vacía en la que me convertí hace un tiempo, donde no existía ni el eco de mis suspiros vacíos de esperanza, pero donde consiguió ahondar los escalones en la pared desnuda para permitirme volver a subir. Aún me sorprendo de que los adjetivos se me escapen, sin peso suficiente, para describir su amistad. Y sé que éstas palabras quedarán huecas sin el calor de sus manos, la sonrisa eterna de sus abrazos o el apoyo constante de sus fuerzas tejiendo una red sin fisuras bajo mis pies, haga lo que haga, nunca lograré impregnar los caracteres de mi teclado de su corazón en estado puro, y yo, que como sabéis siempre adoré las palabras, me quedo sin ellas para describir a una persona que demasiadas veces se olvida de lo que realmente vale.
Así que hoy, recubro mis heridas de humildad para decirle, así a secas, que es una de las mejores personas que he conocido y no por lo que me ha ayudado a mi, que es más de lo que cabe en los 250 gramos que laten gracias a sus remiendos, sino por él mismo. Aunque a veces no se lo crea. Aunque haya momentos en los que le fallen las rodillas y las risas plieguen en espera de tiempos mejores. A pesar de los momentos fotocopia. Aunque haya noches en las que se dispare acordes amargos a las grietas y se repita que mirar más allá no vale la pena. Sí que la vale y en gran parte la vale por gente como él. Porque no existen penas en acercarse al reguero de vidas llenas que va legando en su camino. Porque si este mundo se acerca a ser algo que importa es gracias a gente como él, gente con las manos vacías capaz de llenar de fuegos artificiales las habitaciones inermes, gente, como él, capaz de perdonar, de olvidar, de resucitar ilusiones, de reforestar campos yermos de estrellas y de borrar las quemaduras de los cometas que pasaron demasiado cerca. Porque es un niño que lapida asesinos de quimeras sin recurrir a los espejismos. Porque, a pesar de su insomnio golpeado por sus necesarias siete horas, es capaz de convertir en un sueño la vida de los demás. Porque, para mí, siempre tendrá esa medalla de oro que falta entre sus trofeos.
No me queda más que desearle suerte. O mejor dicho, deseárnosla a nosotros, sus amigos, que nos quedamos sin él por un tiempo. No dudo que le irá bien, sabe que al volver tendrá un lugar en los cojines lleno de amigos con brazos abiertos y palomitas en los bolsillos, para ver sus continuaciones felices. Porque, como nos ha pasado tantas veces, esto sigue sin ser un final, sólo es una bahía más en la que no nos tragará la marea (prometido) y cuando sus pasos regresen a este Bilbao que ha conseguido convertir en un trocito de mi hogar, yo estaré allí con la mayor de las sonrisas. Y a mi lado se esparcirán caramelos rellenos de la efervescencia de ver que está ahí de nuevo, que no ha terminado de olvidarnos, a mi lado todos esos que nos quedamos. Todos esos que te echaremos tanto de menos. Y créeme, somos muchos.
Iván, Pelu, Shin, Pelusilla, Rigodón… no te vayas del todo.
Sé que escriba lo que escriba se quedará corto al describir los cuencos de lágrimas que achicó de la cueva vacía en la que me convertí hace un tiempo, donde no existía ni el eco de mis suspiros vacíos de esperanza, pero donde consiguió ahondar los escalones en la pared desnuda para permitirme volver a subir. Aún me sorprendo de que los adjetivos se me escapen, sin peso suficiente, para describir su amistad. Y sé que éstas palabras quedarán huecas sin el calor de sus manos, la sonrisa eterna de sus abrazos o el apoyo constante de sus fuerzas tejiendo una red sin fisuras bajo mis pies, haga lo que haga, nunca lograré impregnar los caracteres de mi teclado de su corazón en estado puro, y yo, que como sabéis siempre adoré las palabras, me quedo sin ellas para describir a una persona que demasiadas veces se olvida de lo que realmente vale.
Así que hoy, recubro mis heridas de humildad para decirle, así a secas, que es una de las mejores personas que he conocido y no por lo que me ha ayudado a mi, que es más de lo que cabe en los 250 gramos que laten gracias a sus remiendos, sino por él mismo. Aunque a veces no se lo crea. Aunque haya momentos en los que le fallen las rodillas y las risas plieguen en espera de tiempos mejores. A pesar de los momentos fotocopia. Aunque haya noches en las que se dispare acordes amargos a las grietas y se repita que mirar más allá no vale la pena. Sí que la vale y en gran parte la vale por gente como él. Porque no existen penas en acercarse al reguero de vidas llenas que va legando en su camino. Porque si este mundo se acerca a ser algo que importa es gracias a gente como él, gente con las manos vacías capaz de llenar de fuegos artificiales las habitaciones inermes, gente, como él, capaz de perdonar, de olvidar, de resucitar ilusiones, de reforestar campos yermos de estrellas y de borrar las quemaduras de los cometas que pasaron demasiado cerca. Porque es un niño que lapida asesinos de quimeras sin recurrir a los espejismos. Porque, a pesar de su insomnio golpeado por sus necesarias siete horas, es capaz de convertir en un sueño la vida de los demás. Porque, para mí, siempre tendrá esa medalla de oro que falta entre sus trofeos.
No me queda más que desearle suerte. O mejor dicho, deseárnosla a nosotros, sus amigos, que nos quedamos sin él por un tiempo. No dudo que le irá bien, sabe que al volver tendrá un lugar en los cojines lleno de amigos con brazos abiertos y palomitas en los bolsillos, para ver sus continuaciones felices. Porque, como nos ha pasado tantas veces, esto sigue sin ser un final, sólo es una bahía más en la que no nos tragará la marea (prometido) y cuando sus pasos regresen a este Bilbao que ha conseguido convertir en un trocito de mi hogar, yo estaré allí con la mayor de las sonrisas. Y a mi lado se esparcirán caramelos rellenos de la efervescencia de ver que está ahí de nuevo, que no ha terminado de olvidarnos, a mi lado todos esos que nos quedamos. Todos esos que te echaremos tanto de menos. Y créeme, somos muchos.
Iván, Pelu, Shin, Pelusilla, Rigodón… no te vayas del todo.
Qué bonito homenaje y, sobre todo, sincero.
Dicen que es de bienacido ser agradecido, y con los amigos hay que serlo el doble. Los de verdad valen oro ;)
los adjetivos siempre salen solos cuando no se buscan, cuando simplemente están ahí porque son todos verdad.
pd: allí le cuidarán, estoy seguro.
larga vida al cardo!
bien nacido!!!, qué fallo...
Hola Sherezade, primero agradecerte la visita , me alegro de que te gustara la foto, y segundo felicitarte por el blog, y por tener un amigo así de especial, y es que "quien tiene un amigo tiene un tesoro".
Un saludo.
Sí que se le va a echar de menos, sí...
Habrá que retomar las alas para sobrevolar kilómetros de tierra y agua y brindar (esta vez con whisky) por los amigos como él.
pd: si no le cuidan allí desde aquí mandaremos (con pegatina de "urgente") paquetes llenos de piruletas, sugus, lacasitos, abrazos, besos, sonrisas, fotos, libros y canciones.
Dudo, que aunque llegase a quererlo, pudiese irme del todo.
Dudo, que aun llegando a estar loco, no me llevase, conmigo, un poco de cada uno de vosotros que tanto voy a echar de menos.
Dudo, cuando pienso como será ese cristal que usáis para mirarme... pero si existe una certeza en mi vida, esa es que si me puedo acercar a, siquiera aspirar ese cargo de ángel protector (con espada y sin escudo) de una esquina de cama, es, sin duda alguna, porque la gente que me rodea vale la pena.
Podréis darme las gracias aun sin merecerlas, pero tened claro que, como suele decirse, todo eso ha sido (y será)...
"Un placer" :)
Creo que nadie se va del todo hasta que se le olvida. Y creo que eso tardará en ocurrir así que tranquila, que falta mucho para que se vaya del todo. ¿Eso es bueno o malo?.
hay sentimientos que están más allá de lo que podemos decir, pero que se leen entre tus líneas. que suerte conocerlo y vivirlo.
abrazos azules.
Que maravilloso, como te expresas de esa persona, Un homenaj total.
Besos
Pues sí, muy bonitas tus palabras. Es imposible que se vaya del todo dejando aquí gente que le quiere tanto. Y además, ahora, hay formas de comunicarse muy accesibles se esté donde se esté. Que no se os haga larga la espera hasta su vuelta. Un beso.
Jo... seguro que cuando el avión despegue pensará en ti. Seguro.
Siempre hablas de la suerte que tienes al tener amigos como los que tienes, hoy me pregunto, una vez más, quien nos regaló a nosotros la suerte de tener una amiga como tú.
Iván, buen viaje. Que estas letras, y la gente que albergan, te llenen los vacíos cuando estés fuera. Suerte
Para... se lo merece :)
el_hombre_que... ultimamente escasea mi facilidad de palabra ;) Veremos si Escocia es tan buena como la pintan ;)
Para.. no pasa na ;) nadie ha visto nada :P
Jos... gracias, gracias
yo sin superlativos... esperemos que pasen rápido estos meses y siempre nos quedan las visitas relámpago :)
Rigodón... el placer es mutuo ;) (y como te vayas del todo iremos a por ti :P)
d... es bueno, es bueno ;)
fer... me encanta que se pueda leer entre lineas
mamen somar... creo que todos los amigos hemos hilvanado un poco para que no se vaya del todo...
elvira... gracias :)
el lehendakari... na, le tendremos bien atado ;)
maga... Seguro, porque estaremos todos ahi abajo diciéndole hasta pronto :)
Natxo... Pelota :P
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