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¿Y a ti aún te cuentan cuentos?

 

El primer paso en Berlín

Berlín es una ciudad reconstruida de entre los escombros. Si miras bien eres capaz de ver aún trozos de metralla en las manos de algunos ancianos, entre las canas de mujeres que no dejan de sonreír, pero más allá, se dibuja en el horizonte la imponente cúpula de la Berliner Dom o el soberbio Reichstag. Las huellas de una guerra no ganada llevan selladas en las aceras más de sesenta años, esas aceras en las que la gravilla te hace pensar constantemente en una ciudad presa del rescate de las más vitales de sus articulaciones. Donde todavía quedan enormes plazas, donde se han alzado rascacielos y donde, ladrillo a ladrillo, se camina hacia delante a contrarreloj con el pasado.

Puede que no sea casual haberme encontrado en sus caminos como una más de esas piedras que se van levantando de entre sus propias ruinas. Haber cerrado las últimas heridas favoreciendo su cicatrización el despertarme con sonrisas arriba, abajo y a los lados, despedirme con abrazos y hasta luegos ha dado solidez a las grietas abiertas de inquietudes y los mails que prometen luces al despertar se transforman en puentes que siguen caminando hacia delante.

Durante meses se ha ido cimentando una maquinaria, un andamiaje lleno de pequeños alambres, hechos de sonrisas amigas, de llamadas hermanas, de poemas escondidos, de cafés los miércoles a las ocho, de abrazos cuando más lo necesitas, hombros llenos de mis lágrimas, esperanzas, anhelos y manos tendidas. Una torre de palillos en la que muchos de vosotros habéis servido de cemento y de red y en la que, más de una vez, se me han oxidado las yemas de los dedos con lágrimas a destiempo. Ayer cuando crucé una vez más el zaguán de la que, ahora sí, es mi casa, me di cuenta de que mi maquina comenzaba a andar, oí los aplausos ahogados desde el centro de control y los brindis con cava alzándose sin disimulo, y mi maqueta despegó como una pequeña bicicleta a la que le has quitado, casi sin darte cuenta, las ruedas de apoyo emprendiendo su camino favorecida por el viento (cálido) a su espalda.

Veremos si, como Berlín, consigue seguir caminando.
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At 8:16 p. m., Blogger el_hombre_que said...

jo, no veas que borrachera con el cava del centro de control...    



At 10:23 p. m., Blogger Para, creo que voy a vomitar said...

Yo espero que sí, que consigas seguir caminado y hacia adelante, que es lo importante y que esa bicicleta, un día, se convierta en una motocicleta..., leva el casco, eso sí, y gasolina suficiente. El viaje es largo, pero merece la pena :)    



At 11:18 p. m., Blogger Unknown said...

como he dicho en otro de los blogs que estoy revisando hoy... ánimo valiente!    



At 12:04 a. m., Anonymous Anónimo said...

Sólo con que lo necesites reconstruiremos para ti el Reichstag con los palos de millones de polos de fresa (aún a riesgo de acabar con la lengua congelada y cubierta de astillas), porque verte sonreir mientras pedaleas (no es una cosa fácil de hacer) bien merece un empacho de hielo coloreado.    



At 1:56 a. m., Blogger Gato negro said...

Hace demasiado que no encuentro hogar, creo que esa palabra perdió significado para mí hace años. Sólo añoro ventanas altas, junto a ciudades que me narren historias antes de dormir. Berlín es un buen sitio para instalarse, aunque sólo sea de paso.

GATO NEGRO    



At 6:38 a. m., Blogger d said...

Seguro que sí, pero aprende a frenar, que las bicis se embalan deprisa.    



At 10:59 p. m., Anonymous Anónimo said...

Brindo por los Muffins bien dispuestos, los pirulos que se ocultan la niebla, los ejercitos de Becks doradas, por Liborio García y por los cafes que aparecen bajo espuma y crema.
Brindo por el chocolate de las noches y las diserciones por la mañana, (¿o era al reves?) por las canciones de los Ramstein y las cúpulas de cristal.
Brindo por otro más. (Liborio.. ¿Donde estás?) Brindo, sobre todo, por caminos que empiezan bien y acaban mejor.

Chin chin.    



At 9:41 p. m., Anonymous Anónimo said...

Las últimas veces que te he visto me he dado cuenta de que te has convertido en una sonrisa con patas :P que además, es capaz de hacer sonreír a todos los que nos encontramos cerca de tu influjo.
Ese es el mejor combustible para tu maquina.    



At 10:17 p. m., Anonymous Anónimo said...

Aunque llego tarde yo también te mando muchos ánimos para que no dejes de pedalear y ganes la etapa de la vida. Un beso.    



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