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¿Y a ti aún te cuentan cuentos?

 

Finales felices

Nunca me han gustado los finales felices. No soy capaz de comprender cómo la gente recurre a ellos una y otra vez y los ensalza, los busca y los reza, cómo si todo en esta vida fuera cuestión de fe o pudiese arreglarse de rodillas. Las rodillas a veces se rebelan, hartas de aguantar el peso de mentiras contadas aprovechando que las palomas corren a refugiarse en los campanarios, y levantan su particular disputa contra los besos de cuento y el “The end”de colores imposibles. Porque nadie cuenta que pasa tras ese final, y porque en la vida fuera de las palomitas los finales felices están más apedreados de sonrisas de limón (verdes e inmaduros) que de palabras de cerezas florecidas, porque con el telón en lo alto los finales felices muchas veces son demasiados amargos. Siempre son contados con sonrisa tensa, ojos a punto de navegar y manos de compromiso, porque por muy feliz que sea, sigue siendo un final con perdices justo cuando lo que más deseamos es que éstas echen a volar y relaten (despacito, despacito) cada escala de su viaje. Por eso siempre preferí los puntos suspensivos o incluso las comas pero nunca el punto y final por mucho violín que alumbrase la escena.

Así que yo no quiero finales felices, quiero hojas en blanco con las que esparcir por el viento todos los posibles desenlaces y que ya sólo queden miradas sostenidas por deseos de pan caliente. Quiero un camino, nada más. Porque además ni una sola historia de esas que consumimos es feliz, feliz a secas. Quizás sólo sea porque la vida no es feliz a secas aunque estemos rodeados de historias tristes a secas. Esas son los relatos que más se buscan, los que más interesan y los que mayor huella dejan en una insólita forma de mantenerlos alejados de nuestro reflejo. Desde que era pequeña siempre observé que si imaginaba una posible situación ésta nunca se producía, así que cuando no quería que ocurriese algo lo ensayaba en mi mente de todas las formas verosímiles (y a veces también, como no, las inverosímiles) para conjurar así las posibilidades de que esa escena llegara a clavarse en mi vida. Quizás eso es sólo lo que en ocasiones puede pasarnos, viendo el mayor de los dramas a través de pantallas, hojas o lágrimas ajenas creemos inmunizarnos, salvarnos o incluso satisfacernos muy dentro (allá en la parte oscura) por lo lejano del sufrimiento. Y lo peor de todo es que llegamos a creernos vacunados…
Yo he consumido mis desgracias y mis caminos, sin finales felices, pero sin retornos. Y ahora voy a por unas palomitas para ver una película, quizás esta sí tenga un comienzo feliz.
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At 11:06 a. m., Blogger d said...

¿Pero dónde está el final de algo?, ¿y el principio?.    



At 11:47 a. m., Anonymous Anónimo said...

No se si existen finales o no, pero desde luego no creo en finales felices.
Existen historias bonitas, historias felices, pero no hay ningún happy end.
Estoy seguro que cenicienta y el principe murieron de empacho por una sobredosis de perdices, y eso que ni en los cuentos te pintan un final. La historia sigue, por eso lo llaman feliz.

Citando de nuevo una canción, esta vez a calamaro:

Todo lo que termina, termina mal.

De todas formas, los finales, bonitos o no, como dices en el texto, estan sobrevalorados. La mejor sensacion de una montaña rusa siempre es la primera cuesta.    



At 1:07 p. m., Blogger Elena -sin h- said...

Está nevandooooo :)    



At 2:57 p. m., Anonymous Anónimo said...

Recordarás mi sueño de encontrar una película que durase toda una vida a pesar de saber que no conseguiría verla entera.
Tú y tu repulsión a los finales felices siempre me ha parecido un ejercicio de tremenda lucidez, como aquél texto que una vez escribiste: "Caminos felices". De acuerdo contigo en cada palabra, los finales nunca serán felices, como mucho, no serán infinitamente dolorosos. Cada vez que te leo me desconcentras, sigue así.

P.D. Se nota que eres del sur, veremos si en Pamplona no nos incomunica la nieve, disfruta de tu particular nevada de fin de semana niña, yo sacaré la pala para que el temporal no me impida seguir leyéndote.    



At 3:23 p. m., Blogger El_crack_del_29 said...

una vez estuve dandole muchas vueltas a esto de los finales felices y/o tristes. A pesar de que me cueste admitirlo, prefiero los finales felices pues no me dejan con mal sabor y son generalmente mas irreales, para vida "dura" ya esta la rutina. Mi conclusion al final escribi "los finales inesperados e inacabados no son tristes. Triste ahora es el principio que se esta convirtiendo en recuerdo"    



At 4:17 p. m., Blogger Patricia Casalderrey said...

"al final llega la despedida, pero sigue la vida"
Lo que pasa después de esas letras grandes (THE END) es lo que cobra verdadera impotancia. Aunque sea una sala de cine vaciándose mientras tú escuchas la última canción, esperándo el otro final, el verdadero (el negro)    



At 11:27 p. m., Blogger el_hombre_que said...

¿en serio que has podido dejar de ensayar las escenas de tu vida? Yo también comprendí hace tiempo que nunca se producían como uno las pensaba, pero no puedo evitar repasarlas una y otra vez...    



At 1:14 a. m., Blogger Elena -sin h- said...

Ovitx... Nieva fuerte, si, quizás esa nieve sea tb un parche que nos sirva para sonreír un rato :) Tomo nota de la recomendación :)

d... el final de algo es el muro con el que te golpearás durante un tiempo hasta que te des cuenta de que no puedes/quieres tirarlo, y ese momento es justo el principio.

Rigodón... como casi siempre, casi totalmente de acuerdo contigo, me encantan los caminos ;)

Mamen... supongo que todos buscamos algo y es eso lo que hace que las cicatrices merezcan la pena... la magia que no tiene porque estar en los finales felices, es como los libros, el final de un libro que te gusta es el peor momento (yo intento estirar el momento de terminarlo semanas...), lo que realmente disfrutas es el recorrido por sus páginas. No existe (desde mi punto de vista) la vida de los cuentos ppero si creo que podemos crear un poco de esa magia en nuestras vidas

Natxo... olvidemos los finales y hagamos un muñeco de nieve :)

El crack del 29... qué es un final feliz fuera de las películas? Me gusta tu última frase...duele...

la chica de los botones... añadamos nuestros propios finales...

el hombre que... ahora sólo ensayo las malas...    



At 1:23 a. m., Anonymous Anónimo said...

Hola. Una de las razones de que no sea muy cinéfilo es que no me agrada que en casi todas las películas sepas el final antes de acabar... el protagonista siempre acaba bien, eso no me mola. Y lo dicho, en la vida real no todo acaba bien... Eso sí, porque pongas algún cuento con final feliz no va a pasar nada ;-) Un beso.    



At 3:26 a. m., Blogger Gato negro said...

Cuando averigüas que no existe principio ni final, cuando nada es más que lo que tienes en el momento, comprendes que no debes preocuparte por lo que vendrá, sino aprovechar ese instante que siempre será perfecto.Ama en cada bocanada de aire.

GATO NEGRO    



At 2:27 a. m., Blogger Elena -sin h- said...

Lehendakari... Al final siempre nos gustan los finales felices, especialmente los inesperados, llegará, llegará... ;)

Gato negro... Amén (que yo estudié con las monjas...)    



At 3:22 p. m., Blogger Unknown said...

Las mejores historias dejan de tener finales felices, porque no te los crees, porque apenas existen.

Sólo la mano del que crea ese final feliz es capaz de expresarlo, por eso, y porque tiene la capacidad de decir cual es el final más adecuado, no debiera.    



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