Verano-otoño
Este verano atípico debería traer de la mano todos aquellos colores que he guardado en el baúl de las cenizas, debajo de la cama en la que ya nunca duermo. Un verano sin sol en los días indicados, con un bikini violeta que se empozoña en el cajón, sin que la banda sonora acompañe de ninguna manera, porque en mis oídos cada verano reverbera con una música adecuada, nada que ver con aquellas que martillea la radio en cuanto bajamos la guardia. Igual me pasa con los colores. El verano azul mediterráneo precedió a aquél verano color barro, éste a su vez se aventajó a ese estío amarillo chillón, que a veces iluminaba y otras veces quemaba. Con los ojos aún cansados, se acercó ese verano celeste que se nos escapó sin saber paladearlo para llegar a los extraños días color malva de la última temporada que fui capaz de escribir sin miedo. A día de hoy, los minutos que se arrastran a mi lado aún no tienen tonalidad, ni música ni compás. Es imposible hacerlo cuando crees que aún es otoño.
Así que este verano-otoño pasará colgando de una nube, quizás llevando el blanco por bandera a fuerza de devolver todos los colores sin querer quedarse con ninguno. Le acompañará la música de los puños cerrados, de las madrugadas convenciendo al calendario de que acelere, de los besos cansados a final del día. Se esconderá en él la secreta esperanza de que cuando acabe este maldito verano-otoño, aparezcan días con más luz en los momentos adecuados, con pasos tranquilos y mañanas calmas en las que desayunar sin prisa, riéndonos sinceros sin ningún telediario.
Con el secreto anhelo de que tras este verano atípico, aparezca un otoño que merezca un verano.
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on 20 jul 2008 at 12:47 p. m..
You can skip to the end and leave a response.
Después de este verano con pinta de otoño, lo más justo sería recibir un otoño convertido en verano de verdad. Creo que nos lo merecemos.
En cualquier caso, me parece un verano perfecto. Precisamente por lo imperfecto que está resultando.
Salud/OS!
no sé, un verano que parece un otoño puede ser la antesala de todas esas cosas que merecen la pena del otoño... no tiene porque ser malo aunque, claro, en otoño es cuando la nostalgia aprovecha para saltarnos desde cualquier esquina...
Piso lugares donde el verano es verano-puro. Me escondo entre las sombras, aunque no como antes, eso es cierto.
A última hora de la noche, salir a despejarse a la calle, siempre que no te sorprenda el otoño a la vuelta de la esquina.
Muy bonito como siempre... haces que suene atractivo hasta el más amargo de los tragos.
Un besazo!!!
PD: si te apetece, te puedes descargar en mi blog el último concierto que hemos dado.
con la esperanza de pasar estos días, de q pase un otoño q traiga un invierno q merezca la pena conocer
y empezar de nuevo en primavera, cnd me vaya
abrazos ausientes y partidos desde un norte ausente
Qué bonito.
Y es verdad, eso sí, si te vienes más al sur te encuentras con un calor sahariano!
Un abrazo, bonita.
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