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¿Y a ti aún te cuentan cuentos?

 

Canción húmeda

“Me has mojado el corazón por un instante…”*

Nunca es tan sencillo disparar al centro de la diana después de haberte mirado a los ojos. Lo dices sin mirarme y esperas que te crea, yo sonrío y tú renuevas tu fe en las palabras precisas sin saber que esta vez te equivocas. Hace tiempo que cerré la puerta a los sonidos articulados a conciencia, sólo sé recibir con honores a los gestos inexpertos y a los ruidos involuntarios, nacidos directamente desde la boca de la médula. Sin embargo, es mucho más sencillo asentir sin la cabeza, abrir los ojos, cerrar los oídos y sonreír. Al menos por el momento, hasta que haya pasado la hora crítica en la que tiendo a equivocarme más de la cuenta. Tú me acercas mi cerveza y me rozas los dedos sin perder de vista mis pestañas. Un escalofrío acuchilla mi columna y oigo mi nombre caer en una terminal vacía, su vuelo continúa en espera. Viaje sin equipaje por favor.

En el suelo están dibujados con tizas de colores los pasos siguientes, escenificando un tango perfecto y sin tropiezos. Tú bailas a la derecha y giras sobre tus pasos, sonríes, esta vez sin decorado, y me preguntas por qué sólo me muerdo las uñas de los meñiques. Yo doy unos pasos a la izquierda y me acerco sin clavar las pupilas, quizás sólo sea que son las menos accesibles. Nos reunimos en el centro de la conversación y llegamos a acariciarnos los motivos. Me atrevo a mirarte a los ojos sin vacilar durante dos instantes y tú te amarras a mi iris haciéndome sonrojar. No aprenderé nunca. Persigues el grana de mis mejillas, conduciendo las palabras con precisión de cirujano, inyectando posibilidades en cada minuto de aquí a que toda la escena se funda en negro y aparezca un The end con letras adecuadas. Aunque nadie ha marcado de antemano cuánto durará la acción principal.

La música sube, un solo de saxo retuerce la atmósfera y la piel se eriza en los pulsos con los pasos finales. Aún soy capaz de cargar los sonidos de significados infiltrados en tu oído, diluyendo las frases despacio entre el lóbulo y el nacimiento equívoco de tu nuca, labio y piel en un roce tan voluntario como impreciso.

Fundido en negro y una voz que susurra: Nunca es tan sencillo disparar al centro de la diana después de haberte besado.

*Iván Ferreiro: “Canción húmeda”

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At 9:17 a. m., Blogger Poledra said...

:-) muy bueno...lo interesante es sabiendo que son sonidos articulados a conciencia, saberlo, controlar la situación y si se quiere, seguirles la corriente. A veces, es muy sugerente. ;-)    



At 12:47 p. m., Blogger el_Vania said...

...pero es tan dificil manipular situaciones cuando los sentimientos están tan a flor de piel...
Salud/OS!    



At 9:51 a. m., Blogger sb said...

supongo que todos nos creemos fuertes e inasequibles desde las alturas, pero en las distancias cortas no es tan fácil mantener esa pose, aún no sé si por suerte o por desgracía...    



At 10:15 p. m., Blogger Laura Pando said...

Yo lo hago a veces, lo de asentir y sonreír mientras busco con el rabillo del ojo una escapatoria...Nunca la encuentro y es que creo que en realidad me gusta que me enreden... y enredar.

Un abrazo    



At 7:22 p. m., Anonymous Anónimo said...

No, nunca fue tan sencillo. Ni lo será pero es por eso por lo que atrae tanto.

P.D.1. Llevo un rato preguntándome a qué exactamente te huele el pelo
P.D.2. Enhorabuena por haber salvado el meñique derecho
P.D.3. Tú nunca has elegido el camino fácil
P.D.4. ¿Donde está ese lago?    



At 2:30 p. m., Blogger Iraultza said...

Después de haberte besado la diana no recibirá ni un sólo impacto, porque se pierde el equilibrio, porque viras....caes....te despeñas....por eso es más sencillo asentir sin la cabeza....me gustó mucho este texto. Y tus besos...culpables de mis excesos.....naniano....;-) (vengativa).    



At 12:27 a. m., Blogger Alnitak said...

Y a veces nos enredamos sin querer queriendo, porque pensamos que no y sentimos que sí. A lo mejor no deberías mirarle a los ojos ni de reojo cuando quieres huir, pero se sabe que esa mirada en el fondo sólo trae cosas positivas.    



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