La última noche (como esta)
Es completamente absurdo y los dos lo sabemos pero en la calle hace demasiado frío y es necesario apartarse de nosotros más de dos kilómetros a la redonda para que deje de llover. Nos miramos sin limitarnos, con decenas de escudos y volvemos, una vez más, a estudiarnos los gestos. Tú tensas las mandíbulas y juegas con las manos, me miras de reojo para corresponder a mi mirada desde abajo, al laberinto de los dedos en mis rizos. Nos conocemos demasiado para no saber que tú dirás, es tarde pero contigo me tomo otra, mientras yo sonrío sin mirarte y me levanto a por otras dos cervezas. Tú rubia y yo negra. A la vuelta te soltaré algún comentario sobre tu preferencia por las rubias y tú contestarás con lo propio. Jugaremos con el viento en contra sabiendo que él nos protege de la caída.
Mientras pido la penúltima, repaso todas las noches como esta, la colección de momentos que cuelgan despeinados por el abismo. Te observo en el reflejo de una botella y noto que ambos compartimos el gesto tranquilo, la media sonrisa, las manos a la espera. Dominamos extraordinariamente bien los pasos de este baile. El día que te conocí tenías el pelo más corto pero el mismo gesto que te descubro las veces en que no te miro, cuando acierto a averiguarte deletreándome los caminos vallados. Desde entonces ha pasado demasiado tiempo, demasiados cadáveres que hemos visto alejarse, inertes, con la mano alzada en un último gesto, quien sabe si de redención. Tú y yo aceptamos el puesto, los puestos divergentes, que nos aguardaban en esta ciudad inhóspita. Lo hicimos desde el principio, obedientes, pero existen desde ese día noches como esta, circunscritas en palabras durmientes en las pupilas, noches en la que entre cervezas lanzamos los dados en una jugada delimitada de antemano.
Vuelvo con los dos vasos que apuramos como si fuese el mismo vértigo rompiéndose deprisa en la garganta, la noche se vacía y los labios arrastran las palabras demasiado despacio. Me atraviesas la mirada esquiva y la misma pregunta de todas las noches como esta se desliza rasa en el aire espeso. ¿Dónde tomamos la última?
Hoy puede que sea la última noche como esta.
Realmente no sé cómo consigues hacerlo una y otra vez, y nunca descubro el truco. Tal vez en eso consiste la magia.
Leo este relato y me viene a la cabeza la canción "Last night on Earth" de U2.
Actuando siempre como si fuese la última noche, tal vez sea el secreto de hacer los momentos vividos mucho más intensos...
Salud/OS!
Nunca será la última; siempre es la penúltima :)
el relato da una sensación de rutina... aunque se ve que esta repetición es exactamente un calmante de la vida diaria.
me gusta lo de las letras en las pupilas, como si el que estuviera delante pudiera leer el relato en tiempo real, es genial. Tienes bonitas frases que quedan grabadas
Llegué aquí y me quedé un buen rato. Eso supongo que es bueno ¿no? He leído ya cuatro de tus post... Y me gusta tu lugar.
Nada no podía menos que saludarte y decirte que te visitaré aunque no siempre dejaré huellas, pero estaré por aquí.
Un beso!
Ep! Me encanta como escribes! Que de recuerdos me invadieron!
quizás sea la última o quizás la primera, pero es mejor pensar que es la última.. es la única forma de disfrutarlas...
Es difícil saber cuándo será la última cuando estás con alguien que te tiene tan bien tomadas las medidas y viceversa...Y si es la última sólo te darás cuenta cuando ya no te importe...o eso creo.
Un abrazo
el viernes vivi una de mis ultimas noches... pero de vez en cuadno al cabvo de los años se repiten con esa misma persona... y ya van 10 años... ojala y fuera solo el comienzo, la primera... ¿quien sabe?
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