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¿Y a ti aún te cuentan cuentos?

 

Pastanesi

Amanece cuando cojo la Nikon y salgo echando de menos dar un portazo con todo. Empiezo a andar calle abajo, sin rumbo, mirando alrededor, ansiando perderme entre la gente, con Albertucho diciéndome una y otra vez que deje la luna entrar. Joder, ni que eso fuera muy difícil en este país sin persianas. Encuentro la primera foto en la esquina de un callejón, busco el encuadre, calculo la luz, el diafragma abierto al máximo, 1.4 de exposición y 1/60 de velocidad en el obturador, y me olvido del mundo. Me encanta esa cámara precisamente porque tiene ese poder, absorbe todos mis grises para positivarlos luego en fotografías que hablan. También me encanta porque me la regaló mi padre, cuando aún salíamos al amanecer en un amistoso reto por conseguir la mejor foto. Claro está que él siempre ganaba, pero yo aprendí todo lo que sé de fotografía gracias a él y a esos días. Luego vinieron los gritos, las lágrimas mudas y los portazos. Ahora, solo el mutismo que da la buena educación.

Me paso la mañana con la cámara al cuello, dejando que el tiempo se escape, hasta que las calles empiezan a verse atestadas de gente y decido volver a la protección de mi madriguera. Cuando llego a casa, me preparo un café bien cargado mientras decido que comer, desde que llegué aquí mi alimentación se ha transformado radicalmente. Hace meses que no pruebo el pescado y la carne que consumo se encuadra siempre en una sola palabra: McDonalds. Pasta es la elección final, mientras hierve el agua busco un cd que ha huido de mi propio desorden. Lo encuentro entre las páginas de un libro y al comenzar los primeros acordes algo se revuelve dentro “lau teilatu gainean, ilargia erdian, eta zu, goruntz begira…”*. Mientras paladeo lentamente el café y me concentro en el borboteo del agua cociendo, puedo verme de nuevo en casa, en las fiestas veraniegas, riendo y cantando dentro de una burbuja que estallaría años más tarde sin aviso previo. Como todas mis burbujas.

El dolor de cabeza me golpea a destiempo. Resaca. Me digo, de nuevo, que esto no puede seguir así. Anoche me aseguraban que parece que corro despavorida hacia un precipicio, lo que no le dije, es que, sin duda alguna, hace tiempo que caí en él. Y no tengo ni siquiera la intención de escalar un solo metro, es demasiado tranquilizador saber que cuando estás tan abajo no puedes caer más. El agua rebosa acompañándose en su derrumbe de las últimas notas, felices y mentirosas. Y allí estoy, años atrás, alzando el vaso cuando aún creía que el mundo estaba ahí, con los brazos abiertos, esperándome.

Saco el cd con furia y lo piso con tantas ganas que pierdo el aliento. En el suelo, el reflejo multiplicado de mis lágrimas me pilla de improviso. Pensaba que no se podía llorar tantas veces.

*”Lau teilatu” de Itoiz

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At 8:59 p. m., Blogger el_Vania said...

Oh, think twice
it's just another day for you and me in Paradise...

Salud/OS!    



At 12:32 a. m., Blogger Gato negro said...

Curiosamente a mí también me gusta perderme de vez en cuando con mi cámara, aunque sinceramente no lo hago tanto como quisiera. Más de uno podría decir que no lo hago. La verdad es que estoy esperando el momento perfecto para comprarme una, de esas de ahora, de las que lo guarda todo en una tarjeta.
En cuanto a las lágrimas, yo hubo un tiempo en el que me quede seco, y ahora, como si de un pantano de este país, estoy bajo mínimos, y rara es la vez, que una de esas gotas salinizadas se escapa por mis ojos, porque o no le dejo yo, o en mi cuerpo las lágrimas ya no son el reflejo de sentimientos.
Ufff, dejemoslo, que me voy hacer el siguiente post con un comentario.
PD: Queda pendiente nuestra conversación sobre política nacional.    



At 11:54 a. m., Blogger princesadehojalata said...

...ta berriz izango gara...Muxu handi bat!!    



At 3:29 p. m., Anonymous Anónimo said...

Si el blanco y el negro son los extremos (lo bueno, lo malo...) sin duda lo peor es estar en el gris, en el menos malo, el malo conocido... el malo aceptado. El peor malo. No son textos, ni colores que exploten por su tristeza, esos momentos no requieren cambios porque matan poco a poco, sin que te des cuenta, sin presentar batalla. Textos de tristes colores aceptados.

Me ha encantado tu ultima entrada, tengo ese defecto, o predilección por los derrotados...

Se respira cierto olor a Trueba en ese texto o son imaginaciones mías?
7 Besos gordos.    



At 11:34 p. m., Blogger sb said...

por eso es siempre mejor ver la cámara tras el objetivo: la vida parece más abarcable...    



At 1:42 p. m., Blogger sergisonic said...

No hay reglas que digan que en el fondo de lo más fondo, no se llore. Llenarlo de lágrimas, y salir a la superficie en un cubo tirada por una cuerda. Foto. Mirando hacia arriba.
Besos.    



At 11:12 p. m., Blogger Iraultza said...

El mundo está ahí, quizá no con los brazos abiertos esperándote, quizá a veces ni siquiera parezca prestarte atención, pero está ahí, con sus precipicios y sus tormentas, sus idas y venidas, sus formas curiosas de joder la marrana o de hacerte cosquillas, con todas esas cosas, y muchas más. No llores más de lo imprescindible, lo imprescindible para seguir respirando. Besos.    



At 1:59 p. m., Blogger Gato negro said...

Vaya, acabo de leer un comentario que me hiciste sobre un texto llamado Guerras. Y vaya... que putada que tuvieramos razón, vuelve a leerlo y verás que putada.
En fin...
Besos    



At 7:46 p. m., Blogger Angus Scrimm said...

Abundan los grises y la cámaras modernas en este lado del planeta,lo siento, he decidido irme de excursión al centro de una aceituna

Abrazo    



At 7:34 p. m., Anonymous Anónimo said...

Tocando fondo no hay adonde ir...

Saludos desde el Otro Lado.    



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