<body><script type="text/javascript"> function setAttributeOnload(object, attribute, val) { if(window.addEventListener) { window.addEventListener('load', function(){ object[attribute] = val; }, false); } else { window.attachEvent('onload', function(){ object[attribute] = val; }); } } </script> <div id="navbar-iframe-container"></div> <script type="text/javascript" src="https://apis.google.com/js/platform.js"></script> <script type="text/javascript"> gapi.load("gapi.iframes:gapi.iframes.style.bubble", function() { if (gapi.iframes && gapi.iframes.getContext) { gapi.iframes.getContext().openChild({ url: 'https://www.blogger.com/navbar.g?targetBlogID\x3d18701410\x26blogName\x3d%C2%BFY+a+ti+a%C3%BAn+te+cuentan+cuentos?\x26publishMode\x3dPUBLISH_MODE_BLOGSPOT\x26navbarType\x3dBLACK\x26layoutType\x3dCLASSIC\x26searchRoot\x3dhttps://sherezadecuentacuentos.blogspot.com/search\x26blogLocale\x3des_ES\x26v\x3d2\x26homepageUrl\x3dhttp://sherezadecuentacuentos.blogspot.com/\x26vt\x3d-385038471514110299', where: document.getElementById("navbar-iframe-container"), id: "navbar-iframe" }); } }); </script>

¿Y a ti aún te cuentan cuentos?

 

Signo lingüistico

Ya no tengo tiempo para pedirte que vuelvas, aunque no te lo pidiese nunca. La mala suerte de esta espera a contrarreloj es que tú no la llegaste a percibir y, ahora, una vez agotada, revisas el quicio de la puerta, los umbrales y los rodapiés intentando requisar segundos y enarbolarlos sonriente. Aún queda tiempo, gritarías. Y sin embargo no es así, la habitación ha sido recelosamente vaciada y ni bajo las baldosas de nuestro silencio puede encontrarse un rastro del camino adecuado.

Tampoco tengo tiempo para repartir culpas, la mitad de aquellos besos imprecisos te corresponde a ti, a mí no obstante me pertenecen las tres cuartas partes de los mil y un silencios de cada noche pero no encontramos dueño para ese duelo palpable que se impuso entre nosotros diferenciando nuestros pasos cada vez más centímetros. Tú subías y yo bajaba o puede que fuese al contrario, que más da, el caso es que ya no nos reconocíamos cuando nos cruzábamos en el rellano. Así que no quedaba más que sacar las bolsas de basura repletas de escombros y dejarlas que duerman a la intemperie. Lejos, cuanto más lejos, mejor.

Se me agotó el tiempo de las palabras, a mi que siempre he tenido tiempo para ellas. Quizás es sólo que en esta conversación desunida nada tenían que ver el significante y el significado y tus significados y los míos no llegaron a ser los nuestros. Ahora tengo que reestructurar las palabras, barajar sus acepciones para conseguir así que cicatricen todas y cada una de las letras.

Ahora necesito tiempo.

« Home | Next »
| Next »
| Next »
| Next »
| Next »
| Next »
| Next »
| Next »
| Next »
| Next »

At 7:05 a. m., Blogger jesus said...

El tiempo de la otra persona debería ser una necesidad más fácil de percibir; muchas veces sólo nos damos cuenta cuando ya estamos en diferentes órbitas y somos completos desconocidos.    



At 6:51 p. m., Blogger BLQ said...

totalmente de acuerdo con jesús... yo vivo algo así con mis padres. Han dejado pasar esos minutos valerosos en los que pedía reconciliación, en los que intentaba el debate constructivo para intentar no movernos, tal como el ha dicho, en órbitas tan distintas que, pasado ese tiempo, nos separaran irremediablemente.

Ahora que estoy lejos, ahora que sigo con mis ideas al máximo y ya no necesito (o simplemente aborrezco) su apoyo, ahora ellos intentan conseguir ese tiempo que antes tuvieron para volver a una órbita compartida de confianza (sobretodo mi padre), però creo que ya es tarde... me gustaría, pero es tarde.    



At 9:19 a. m., Anonymous Anónimo said...

Ahora eres tú la que pulsa el botón del crono y eres tú la que se dejará llevar por las horas hasta que decidas que vuelve a amanecer o anochecer...
A veces todo el tiempo del mundo se acaba...    



At 10:16 a. m., Blogger el_Vania said...

Lo cierto es que las palabras siempre sangran, Sherezade.
No sé si querer cicatrizar sea lo mejor. Porque... queda una marca horrorosa, y a veces sangrando letras uno puede dejar constancia de hermosos poemas.
Salud/OS!    



At 4:22 p. m., Blogger Alice ya no vive aquí said...

Es complicado cuando los caminos se crean a destiempo, cuando los pasos se dan desacompasados. Y uno mira atrás y se pregunta en qué momento las lineas dejaron de ser paralelas y empezaron a perpendicularse.    



At 9:54 a. m., Blogger Iraultza said...

Quizá lo mejor que puede ocurrir en momentos así es cuando uno descubre que coexisten, a veces incluso en el mismo zaguán, dos relojes, con dos horas diferentes e incluso transitando en meridianos distintos, ese día, en ese momento, lo mejor que hay es reconocerlo, sonreir levemente por los momentos en que sólo había un huso horario, y salir fuera para seguir caminando. A pesar de todo, me parece una preciosa manera de decir adiós.    



At 12:19 p. m., Blogger Elena -sin h- said...

jesus quizás deberíamos inventar un teléfono rojo del tiempo perdido

eloi blq yo creo que siempre hay tiempo para acercar las líneas, aunque no lleguen a ser las mismas, al menos no despeñarlas en acantilados dispares.

shh... mi crono repta por los minutos tan veloz como yo y no me da tregua ni un segundo...

el_vania pero mancha demasiado y es tan escandaloso...al final cicatrizando todo parece más leve y pasajero. Aunque a veces no lo sea.

alice ya no vive aqui y nunca encontramos la manera de arreglarlo y empezar a escribir en renglones rectilíneos

iraultza yo nunca digo adiós, maniática que es una... el hasta luego suena mucho mejor :)    



» Publicar un comentario
 
   

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.




© 2006 ¿Y a ti aún te cuentan cuentos? | Blogger Templates by Gecko & Fly.
Ninguna parte del contenido de este blog deberá ser reproducida sin el consentimiento previo de la autora.