Querer miedo
(a pesar de mi independencia... o quizás la causa de ella...)
Supongo que querer implica también tener miedo. Miedo a despertarme un día y no encontrarte detenido en mi espalda y darme cuenta, con los párpados despedazados por los sueños en los que te vas y no vuelves, de que no es una de esas mañanas de cuenta atrás, sino ver (tragando cristales que se asocian a mi traquea astillada sin tu saliva) que he perdido el sabor de tu aliento preso de mi nuca, que se quebró el camino de baldosas amarillas que me escalabas de madrugada (para borrarlo a golpe de saliva la noche siguiente) y que el color de tus ojos se ha derramado perdiéndose de mis labios. Y aunque ésta si es una de esas mañanas de maratón, en la que me dedico a saltar las vallas enredadas de tiempo infame hasta el cobijo de tu pelo, el hielo deshaciéndose me escala la columna pensando en tu billete de ida. Supongo que se tiene miedo porque sabes, en el rincón de telarañas donde te escondes de tus refranes, que necesitas a alguien. No como necesitas beber de manantiales límpidos, sino como necesitas descubrir que mañana hará sol. Y necesitar siempre asusta. Porque puede que él no te necesite a ti. Porque puede que un día se vaya. Yo que siempre me rebelé contra las ataduras, hoy me anudaría con piernas, besos y brazos al camino eterno que no me separe de tu estela ni en las pesadillas y sé, porque en el fondo lo sé, que con cada despertar te soltaría, con el corazón acampado en mi garganta, para dejarte la elección de mis sábanas con café y tostadas. Y si vuelves, desayunaremos bizcocho en las curvaturas de tu cuello y magdalenas sembradas en los montes de mi cuerpo. Y si vuelves, no le faltará sol a los días de lluvia ni calor de abrazos a los temblores. Y si vuelves, se me estirarán las sonrisas hasta las coletas y me prenderé mil te quieros de mi pelo, vacío sin tus dedos. Vuelve, sólo vuelve…
Y en esta mañana de cronómetro (5, 4, 3, 2, 1…) me descubro débil de simple querer. Querer que pase el tiempo, querer bordarte mis labios en tu cuerpo, querer escucharte presentar a amigos, querer mirarte cuando tú no miras. Querer verte, con las manos llenas de sonrisas, esperándome en el andén donde seguir construyendo días con mañana. Quererte a ti al fin y al cabo. Yo que cantaba, siempre satisfecha, aquello de “Que desde que te has ido, aún nadie me ha vencido”* confieso que has derribado todas y cada una de mis defensas y ahora te sientas en el trono que gobierna la felicidad de mis horas. Y admito que tengo miedo de que, una vez rendida la ciudad, decidas construir tu hogar más allá de las fronteras que te ofrecen mis piernas. Supongo que da miedo reconocer que hace ya tiempo que cegué las puertas de entrada y ahora cierro los ojos cada minuto en la comisura de tus manos.
* “Venas con humo y palabras”. Marea
Supongo que querer implica también tener miedo. Miedo a despertarme un día y no encontrarte detenido en mi espalda y darme cuenta, con los párpados despedazados por los sueños en los que te vas y no vuelves, de que no es una de esas mañanas de cuenta atrás, sino ver (tragando cristales que se asocian a mi traquea astillada sin tu saliva) que he perdido el sabor de tu aliento preso de mi nuca, que se quebró el camino de baldosas amarillas que me escalabas de madrugada (para borrarlo a golpe de saliva la noche siguiente) y que el color de tus ojos se ha derramado perdiéndose de mis labios. Y aunque ésta si es una de esas mañanas de maratón, en la que me dedico a saltar las vallas enredadas de tiempo infame hasta el cobijo de tu pelo, el hielo deshaciéndose me escala la columna pensando en tu billete de ida. Supongo que se tiene miedo porque sabes, en el rincón de telarañas donde te escondes de tus refranes, que necesitas a alguien. No como necesitas beber de manantiales límpidos, sino como necesitas descubrir que mañana hará sol. Y necesitar siempre asusta. Porque puede que él no te necesite a ti. Porque puede que un día se vaya. Yo que siempre me rebelé contra las ataduras, hoy me anudaría con piernas, besos y brazos al camino eterno que no me separe de tu estela ni en las pesadillas y sé, porque en el fondo lo sé, que con cada despertar te soltaría, con el corazón acampado en mi garganta, para dejarte la elección de mis sábanas con café y tostadas. Y si vuelves, desayunaremos bizcocho en las curvaturas de tu cuello y magdalenas sembradas en los montes de mi cuerpo. Y si vuelves, no le faltará sol a los días de lluvia ni calor de abrazos a los temblores. Y si vuelves, se me estirarán las sonrisas hasta las coletas y me prenderé mil te quieros de mi pelo, vacío sin tus dedos. Vuelve, sólo vuelve…
Y en esta mañana de cronómetro (5, 4, 3, 2, 1…) me descubro débil de simple querer. Querer que pase el tiempo, querer bordarte mis labios en tu cuerpo, querer escucharte presentar a amigos, querer mirarte cuando tú no miras. Querer verte, con las manos llenas de sonrisas, esperándome en el andén donde seguir construyendo días con mañana. Quererte a ti al fin y al cabo. Yo que cantaba, siempre satisfecha, aquello de “Que desde que te has ido, aún nadie me ha vencido”* confieso que has derribado todas y cada una de mis defensas y ahora te sientas en el trono que gobierna la felicidad de mis horas. Y admito que tengo miedo de que, una vez rendida la ciudad, decidas construir tu hogar más allá de las fronteras que te ofrecen mis piernas. Supongo que da miedo reconocer que hace ya tiempo que cegué las puertas de entrada y ahora cierro los ojos cada minuto en la comisura de tus manos.
* “Venas con humo y palabras”. Marea
Qué gonito es el amol... y qué duro a veces ;)
el miedo es un sentimiento necesario ;) sobre todo en los salones sin astillas y entre los vestidos nuevos. Es como las lágrimas, mejor dejarlas salir porque si no te acabarán doliendo más los ojos.
De todas maneras se quita con abrazos, aunque sean tipografiados, con besos, aunque sean voladores, y con sueños, aunque sean teletransportados. Conocemos la tecnología necesaria y, si no, lo pasaremos bien inventándola...
PD: por supuesto, volveré y volveré, y entre vuelta y vuelta tostaremos tanto el invierno que el frío nos acabará huyendo, como siempre has querido.
qué bien dicho todo, qué maravilla, qué bonito... qué siemple resulta un comentario con un texto así :)
Ya ponía Allen en boca de un personaje de "La última noche de Boris Gruschensko": "Amar es sufrir. No amar es sufrir. Sufrir es sufrir". Y ya que hay que sufrir, mejor sufrir amando, ¿no?
Un abrazo solar ;)
El miedo, el amor, la belleza... es algo inherente al hombre. Aprender a vivir con él es algo que enseña caminos de armonía y entendimiento. En cuanto al miedo de la pérdida, comprender que no es más que la idea de futuro, hay que abandonarla, para empezar a vivir cada instante. De esa manera tendrás todos los relojes de arena en tu mano y podrás quemar los calendarios.
GATO NEGRO
Porque sé que el miedo es algo innato en ti te diré que ahora no estás a oscuras. Que no se te olvide :)
Jo, gracias.
Los veinte también dan un pelín de miedo... xD
Shin... ya sabes que es uno de mis libros favoritos ;)
d... sin lo duro (sólo a veces) tendría menos gracia... ;)
el_hombre_que... que puedo decirte que no te haya dicho ya? :)
miss b kayser... jo, gracias :)
cle... y que razón tenía! Recolectaré los rayos de sol para los días venideros...
gato negro... me gusta tu idea de quemar los calendarios :)
Natxo... jejeje, ya sabes que a veces la oscuridad nos la inventamos nosotros mismos
la niña boomerang... de nada guapa! Y no te preocupes, si yo sobrevivo (lo cual está aún por ver...) a los 24, tú podrás sin duda alguna con los 20 :)
y todo es verdad, a todos nos pasa lo mismo. con otras palabras, con otras imágenes, pero lo mismo. aunque a veces quieres tanto que el miedo desaparece... y entonces es cuándo más bonito y peligroso es querer.
No me esperaba un texto así para empezar el día- me ha impresionado. Dan ganas de detenerse en tu espalda, como mínimo para leer lo que se encuentra escrito en tu espina dorsal.
... A veces me dejas sin palabras.
Empiezo a leer y en instantes pienso "esto suena demasiado a lo de tantas veces" (ya sabes, esa clase de escritos que uno lee en cualquier parte, en plan slogan). Y cuando estoy pensándolo, apenas dos líneas después, llegas y empiezas a retorcer toda esa lista de normalidades para dejarlas todas convertidas en una tremebunda obra de arte.
Y por eso, demasiadas veces, debería darte las gracias. Me encanta cómo escribes.
Es normal que se tenga miedo a perder algo bonito que se tiene, lo que no hay que permitir es que ese miedo nos paralice. Vive el momento ;-) Un beso.
Hay miedo porque hay algo que perder, algo que importa lo suficiente como para no saber ser sin ello. Que hay miedo de que el hombre que te abraza en sueños deje de hacerlo un día y te sientas perdida.
Qué bonito es el amor, y el miedo.
Un abrazo
Ubu_roi... dicen que el amor no sería lo mismo sin el dolor no?
sergisonic...a veces lo mejor es cerrar los ojos y dejarte llevar, aunque, como a mi, te de miedo la oscuridad :)
un pez plátano... mis vertebras se retuercen a menudo, quizás sean ellas las que me dictan cada palabra...
mamen... en realidad los cuentos me los cuenta a mi, que tiene mejor voz :) pero intentaré conjurar a la suerte. Y sin duda ninguna te avisaré y te aceptaré la caña :)
Sansara... y ahora que digo yo? :) jo, me he puesto roja :)
Lehendakari... Na, soy demasiado inquieta, el miedo me acelera... ;)
Alzhu... Tú si que sabes :)
Hasta las más puras certezas a veces dan miedo.
Oye, qué buen desayuno ese del bizcocho y las magdalenas :)
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