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¿Y a ti aún te cuentan cuentos?

 

El gigante de las palabras contadas vs. la niña de las sonrisas en eclipse creciente

He aquí un experimento que nació entre cervezas a la sombra del Gugenheim, se trata de dos textos parejos, uno escrito por mí sobre Natxo sin paréntesis y otro escrito por Natxo sin paréntesis sobre mí. Ambos colgaremos los dos textos en nuestros blogs (aunque el de Natxo tiene acceso restringido…) sin leer lo que el otro ha escrito. Como diría mi madre: “Que Dios nos coja confesados…”


El gigante de palabras contadas

Cuando era pequeña, debido a mi altura, las risas de mis vecinas siempre me sugerían que me disfrazase de Blancanieves para convertir a mis amigas en los 7 enanitos, y yo nunca fui capaz de responder que siempre quise disfrazarme de la mala del cuento. Un día, hace no demasiado, mi piel pálida se llenó de demonios sin disfraz y me encontré con manzanas que escupían venenos corrosivos, entonces descubrí los 7 gigantes que no me dejaron dormir para que no olvidara que a veces, sólo a veces, algunos besos son sinceros. Uno de esos gigantes tenía los ojos grises y el pelo largo, las manos abiertas y los hombros llenos de las lágrimas que dejó que se derramasen en madrugadas siniestras. Se acercó de puntillas entre ademanes sigilosos y me dio un beso en la frente, para borrar con la comisura de sus labios, las pesadillas inscritas con tinta indeleble en mis recuerdos. Se convirtió entonces en el gigante de palabras contadas, el que siempre sonríe y empapela de alegrías a quien participa de su embrujo. Es él de quien vengo a hablaros, Natxo, el que me dejó robarle los paréntesis.

No sé que podría contaros de él que no se dibuje en los silencios llenos de miradas repletas de significados. Debéis tened cuidado con su voz, propia de las sirenas de Ulises, porque se convierte en enredaderas en búsqueda de lo mejor de cada uno. Ángel de la guarda a tiempo completo, reparte bocados de verdades por sorpresa extendiendo la mano para, con un gesto, impedir que caigas en los pozos de la desesperación. Aún recuerdo, una noche de lluvia artificial en la que me regalaste, muy bajito, el placer de saber que era tu amiga.

Ingeniero de construcciones firmes sin ser severas, ahuyentador de nubes que ensucian en vez de limpiar, pintor de uniones imposibles y mediador universal. Podréis encontrarlo leyendo en cualquier parque de Pamplona (siempre que no haga sol) y tarareando alguna canción de Silvio. Si os sentáis a su lado, os convencerá con argumentos irrebatibles que todos vuestros horizontes son posibles mientras juega, sin mirarla, con su eterna pulsera gris. El amor le dejó el sabor amargo de las despedidas sin tiempo para mirar hacia delante así que se automedicó poemas sin finales, para soñar con los principios que siempre son los más bonitos. Un año después sobrevivió al París de los ingratos y utilizó el francés para hacer sonreír a las chicas guapas que juegan a la comba en los bares cada sábado.

Por las frases de poeta que a veces te esconde de reojo entre los mensajes del móvil para que tú puedas verlas justo cuando más las necesitas, por los abrazos envolventes en los que consigue licuar los muros del camino y convertirlos en dardos, con los que apostarnos las sonrisas en las tardes de las mil cervezas, porque siempre consigue secuestrar arco iris para regalarlos en el punto álgido de los huracanes, por sus manos calientes, por las verdades sin disfraces ni espejitos mágicos, por las natillas con galletas (su receta secreta), por su eterna sonrisa sostenida sin mentiras, por todos los libros que resucita en nuestros recuerdos, por las canciones en la ducha, porque hace el mejor café del mundo mundial, por estar siempre ahí… por ser tú y hacer que los demás podamos ser un poco más nosotros. Te mereces unas líneas que nunca seré capaz de escribir, aquí admito públicamente mi torpeza y te pido mil perdones, así que sólo me queda agradecer el día en que te cruzaste en mi camino e intentar amarrarte fuerte para que no te vayas (de nuevo) y nos dejes, a todos, huérfanos de tus palabras.

Sherezade
La niña de las sonrisas en eclipse creciente
La conocí antes de verla, el día que me empapé de su olor al levantarme y unas semanas más tarde, descubrí el óvalo de su cara detrás de una enorme bufanda, a juego con los rastrojos de timidez que llevaba impresos en el recuerdo (imborrable) de sus ojos verdes. Antes de eso, oí el que ahora es su nombre en los labios de las personas que más quiero. Y antes aún, soñé un amanecer de violáceos despertares que existía alguien cómo ella. Ese día, con las legañas aún por sacudir, supe que se convertiría en mi mejor amiga.

Podría decirse que adora los extremos pero eso sería elemental conociendo las distancias divergentes (e infinitas) que se proyectan entre la raíz de sus ideas y el final de sus piernas interminables. Posee el don de las temperaturas, de romper deshielos con instantes de mirada huidiza y pacharán esparcido en surcos inacabables sobre las mejillas o de aparecer acero sin fisuras (aparentes) e impermeable (si no sabes como) pero, a pesar de todo, con el atajo de los perdones sin penitencia siempre por recorrer. Le da miedo la oscuridad sólo por abrir un día los ojos y reconocer en ella la ausencia de su vida, la pérdida de lo que nunca llegó a tener.
Dicen las malas lenguas que los fósiles ámbar que descansan en sus ojos son los recuerdos de resina que dejaron las batallas no ganadas (que no perdidas) en las que nunca se dejó vencer, aquellas en las que me enseñó lo que realmente significaban los principios. Creedme cuando digo que ha peleado encarnizados combates que muchos admiramos. Y siempre ganó en los que ofreció su integridad por la de otros. En los demás, hubo veces en los que se dejó las vísceras para cobrárselas luego en empedrados de naufragios, así que, llegado el momento, puso los te quieros en remojo sin barrer para casa ni uno sólo de los venenos, colgó los pedazos rotos al aire virtuoso de las peregrinaciones y se impuso el purgatorio para saldar cuentas con ella misma. Y a pesar de todo, nunca ha sembrado sus accesos de quitamiedos, aunque en sus cunetas descansen cicatrices de cadáveres que siempre amenazaron con no marcharse.

Dejó de creer en dioses el día que dio como ofrenda por dos veces, su futuro en examen selectivo por el sueño del mejor amigo y la vida del que no lo era tanto y le concedieron la notable nota de injusticia (a sus ojos generosos) obviando su deseo en sacrificio. A partir de entonces decidió buscar lo que no tiene para ofrecerlo a las manos vacías que lo necesiten más que ella. Y si lo necesitan menos, también. En consecuencia, acabó por ponerse la última en su lista de cosas por hacer, rescatando en pleno vuelo a los que alguna vez no supimos remontar el río, debido a la fuerza de su añorado viento de levante. Ese al que nunca rindió pleitesía.
Las malas lenguas también dicen que terminó por huir a la boca del lobo pero el que aquí firma sabe que la saliva nunca oxidará su ternura de manos frías (y corazón caliente) ni acabará con la efervescencia de sus sonrisas porque el día que conoció a Marea no cedió al engañoso trueque (aunque algunos así lo piensen) de enhebrar el corazón en mimbre (que se dobla antes que partirse) y lo sirve en edición única a todo aquél que rasque un poco. En su caso nunca encontrarás un “siga jugando”, al contrario, si te topas con ella un día, con esa cara de sueños por cumplir, aférrate a sus abrazos de chocolate y sus guiños de niña buena. Y ese, sin duda alguna, será tu mejor premio.
Natxo sin paréntesis
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At 4:30 a. m., Blogger Elena -sin h- said...

........ me he quedado sin palabras y creo que esta noche dormiré con la boca abierta.....
Gracias, gracias, gracias, gracias y gracias. Y gracias otra vez...    



At 4:42 p. m., Anonymous Anónimo said...

Un día podíais poneros de acuerdo y escribir sobre mí, viendo como lo haceis yo encantado.

Sherezade me ha encantado eso de "mediador universal" y el título es perfecto, sigues escribiendo genial a pesar de la fiebre :P

Natxo has calcado a Sherezade¡! "En consecuencia, acabó por ponerse la última en su lista de cosas por hacer, rescatando en pleno vuelo a los que alguna vez no supimos remontar el río, debido a la fuerza de su añorado viento de levante. Ese al que nunca rindió pleitesía." Genial, genial, por sus "guiños de niña buena" y por el corazón más grande que conozco.

Chapeau a los dos!    



At 6:55 p. m., Blogger el_hombre_que said...

Sherezade: lo sabía, lo sabía, tú eras la mala del cuento...
Natxo:propongo asaltar la fortaleza secreta de este chico y atiborrarnos de belleza.    



At 6:57 p. m., Blogger Elena -sin h- said...

Novio de marta (dios... te estamos perdiendo con ese nombre eh? Pobre Marta...)Igual te cae algo cómo regalo de Reyes ;) y gracias, la fiebre lo único que me impide (de momento) es dormir :( Y empiezo a pensar que me veis demasiado bien :)    



At 7:02 p. m., Blogger Elena -sin h- said...

El_hombre_que...es mi sueño dorado ser la mala del cuento :) Y siempre me ha encantado asaltar fortalezas...    



At 7:35 p. m., Anonymous Anónimo said...

Empecemos por lo primero:

*Sherezade: Es fácil escribir así cuando se escribe sobre alguien cómo tú, las gracias te las doy a ti por ser cómo eres.
"El amor le dejó el sabor amargo de las despedidas sin tiempo para mirar hacia delante así que se automedicó poemas sin finales, para soñar con los principios que siempre son los más bonitos." me ha llegado esta frase :) Guardaré este texto junto con mis otros tesoros y en las noches de verbena lo pondré en un altar sin velas a ver si se reproduce. Gracias niña, son tuyos todos mis paréntesis :)

*El novio de Marta: obviaré el nombre y responderé, aunque a veces parezca dificil Sherezade es alguien que merece la pena calcar (a ti no tanto :P) y contribuyo al brindis (como no)

El_hombre_que: Sherezade siempre quiso ser la mala del cuento pero nunca lo consigue aunque a veces disimule bien, no os fieis, en el fondo es "demasiado buena" ;) Mi fortaleza la asaltaron las telarañas y las musas huyeron dejandome con las manos llenas de migas de pan.    



At 8:09 p. m., Blogger Elena -sin h- said...

"Demasiado buena"... un día descuartizaré a alguien y cuando el juez me pregunte que porqué lo he hecho diré: "me dijo que era demasiado buena" ;)    



At 3:04 a. m., Anonymous Anónimo said...

Acabo de llegar de currar y no me tengo en pie pero alegra irse a dormir leyendo esto. Lo habeis bordado los dos.
Sherezade, tienes que asumirlo de una vez, eres demasiado buena y en el fondo te gusta serlo :D    



At 4:16 p. m., Anonymous Anónimo said...

Como compañero de piso de Natxo y amigo de Sherezade opino que los dos lo habeis hecho realmente bien.
Sherezade, has dado en el clavo con cada frase, zorionak. Y no serías quien eres si no fueses demasiado buena.
Natxo,lei esto hace unos dias y ya te dije entonces, eres grande tio. Un retrato perfecto con palabras que encajan.

Zorionak eta urte berri on. Musus    



At 5:13 p. m., Blogger Elena -sin h- said...

Juanma, se agradece que leas esto aunque llegues tan tarde y cansado :) Y paso de discutir si soy demasiado buena o no, pensad lo que os de la gana :P (total, lo vais a hacer igual...)

Eneko, eskerrik asko (muchas gracias) y Felicidades y feliz año nuevo a ti también. Besarkada bat (un abrazo)    



At 4:30 p. m., Anonymous Anónimo said...

Hola, llego tarde... pero a mí me da que estos textos no caducan pronto, así que los he cogido fresquitos fresquitos. Vaya cosas más bonitas os decís... Imagino que lleva un rato escribir textos así.
Y tú, Sherezade, no se te ocurra descuartizar a nadie ¿eh? Que te creemos lo que digas sin que haga falta que lo demuestres.
Me alegro por vuestra amistad.    



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