Lemmings
Ante tu pregunta, sí, quiero... ;)
Hay días que te ves corriendo, con desesperación, hacia los acantilados. Observas la cadencia de tus pasos, cada vez más rápidos, cada vez más decididos, hacia el borde del que despegar directo al peor de los purgatorios. Y sabes que será así. Sabes que cuando se te acabe la tierra roja comprobarás, sin dudas, que esto no era un carril bici por el que pasear uno de esos raros días en los que sale el sol en esta ciudad. Pero sigues corriendo, porque a veces da demasiado miedo pararse y quedarse atrás, porque ves en los bordes del camino personas que aplauden, con sonrisas desdibujadas por lo opaco de las palabras prendidas en miles de ofertas, tu exilio forzado y creado, cristal a cristal, por tu ineptitud.
En algunos momentos te tranquilizas comprobando que en tu camino ya existen huellas de mayor tamaño que no pueden equivocarse, y matas, cerrando muy fuerte los ojos hasta que no ves ni el color de tus latidos, la certeza de que ninguna de esas pisadas se asemeja a la tuya y, sobre todo, que no eres capaz de contar ni un solo rastro de vuelta. Al igual que un lemming, sólo tratas de orientarte hacia un lugar más cálido, más seguro, que libre de nieve el giro de tus articulaciones pero delante de ti, en el horizonte incendiado de promesas acuosas y delebles, sólo aparece la línea que divide las tentativas afiladas a golpe de roca por no caer del todo. Y sigues corriendo, sin ver (que no sin mirar), sin escuchar (que no sin oír) y sin comprender (que no sin entender). Y al final caes. Aunque sobrevives (que no vives…)
Hay días que te ves corriendo, con desesperación, hacia los acantilados. Observas la cadencia de tus pasos, cada vez más rápidos, cada vez más decididos, hacia el borde del que despegar directo al peor de los purgatorios. Y sabes que será así. Sabes que cuando se te acabe la tierra roja comprobarás, sin dudas, que esto no era un carril bici por el que pasear uno de esos raros días en los que sale el sol en esta ciudad. Pero sigues corriendo, porque a veces da demasiado miedo pararse y quedarse atrás, porque ves en los bordes del camino personas que aplauden, con sonrisas desdibujadas por lo opaco de las palabras prendidas en miles de ofertas, tu exilio forzado y creado, cristal a cristal, por tu ineptitud.
En algunos momentos te tranquilizas comprobando que en tu camino ya existen huellas de mayor tamaño que no pueden equivocarse, y matas, cerrando muy fuerte los ojos hasta que no ves ni el color de tus latidos, la certeza de que ninguna de esas pisadas se asemeja a la tuya y, sobre todo, que no eres capaz de contar ni un solo rastro de vuelta. Al igual que un lemming, sólo tratas de orientarte hacia un lugar más cálido, más seguro, que libre de nieve el giro de tus articulaciones pero delante de ti, en el horizonte incendiado de promesas acuosas y delebles, sólo aparece la línea que divide las tentativas afiladas a golpe de roca por no caer del todo. Y sigues corriendo, sin ver (que no sin mirar), sin escuchar (que no sin oír) y sin comprender (que no sin entender). Y al final caes. Aunque sobrevives (que no vives…)
Siempre se acaba cayendo. Lo bonito es caer y que recuerden tu ruina y tus huellas con el mayor de los cariños.
Me gustó leerte.
Ahí estamos, cayendo en el devenir sin sentido, pasando días rutinarios. Aunq siempre queda una loca vestida de verde. Besos,
El amor, sus peligros, sus fianles... Tengo un recorte que dice que siempre escribe de lo mismo.
"Y para mañana ya me he comido mi pequeña ración de esperanza"
¿qué pasaría si pudiéramos cruzar un lemming y un salmón?
Te odio, me has robado la historia (amén de otras muchas cosas)
¿No es terrible cuando nos marcan el camino por el que debemos correr?. correr si, pero solo siguiendo nuestros pasos.
Adoro tus cuentos y como escribes
... y volver a levantarse, y encontrar otro camino rojo, y ponerse a correr con una herida (acaso un arañazo) más vaciándote las venas. Y vuelta a empezar.
Lo mejor de todo, la estúpida sonrisa que se le pone a uno en los labios cuando se acaba de levantar.
Hasta que en algún momento le dé al mundo por cambiar la rutina... ;)
hasta que durante unos segundos, mientras coges aire, crees ver, escuchar y comprender lo que has vivido.
Abrazos.
ah, ya he recordado la pregunta. Las gitanas nunca se equivocan :)
Lo que me gustaban a mí los lemmings... jo, qué graciosos eran cuando se caían. Perdías vidas de dieciséis en dieciséis... como ahora, que la perdemos de fin de semana en fin de semana ; )
Genial texto, como siempre Niña.
Sigue el camino de baldosas amarillas... :)
Si me caigo, que sea por un agujero de esos mágicos. ;)
Y nos haces sobrevivir a los demás.
Clifor... y si multiplicamos por 5 los puentes? ;)
Mago... me encanta el verde :)
La chica de los botones... cuidado con la esperanza, a veces es contagiosa y la primavera sufre de inmuno deficiencia...
el_hombre_que... tendríamos un lemmimón, parecido a un ratón que remonta las cascadas verdosas de columnistas despistados ;) y te aguantas!tú me has robado el trabajo ;)
Anónimo... andar y disfrutar del paisaje ;) Y gracias! eres bienvenido siempre que quieras! :)
Sansara... y si la rutina la cambiamos nosotros?
fer... y después?
(hoy estoy preguntona...)
el_hombre_que... por tu cumple rabitas de pasa :P Y ahora...en la catedral de Salamanca, en la de Bilbao o en la de Cádiz? ;)
Shin... eso no lo verán tus ojos ;)
Maga... pierdes vidas y rompes corazones ;) Hasta muy prontito!
Para... jo, no se me había ocurrido :)
Cle... venga, pá allá vamos :)
el novio de marta... si es que eres más tontooooo! :)
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