Escotofobia
Dejaste el listón demasiado alto.
Ya no existe la ingravidez, la ausencia de aliento, la sonrisa eterna, las ojeras de colores. No existe el tiempo que no existe, mi inocencia, tus dedos escalando mis piernas, mis vértebras, mis costillas, mis palabras, mi boca perdiéndose en cualquier cruce de caminos entre tu cintura y tu espalda. No existe la cartografía exacta de los labios, los cuentos de Cortázar con finales a elegir, el lugar en el que refugiarse al fondo de tu pupila; cuando entender era solo saber mirar y mirar desacompasaba, siempre, los latidos. Cuando nos prometimos que nunca, jamás, nos quedaríamos con el cariño. Y lo cumplimos a rajatabla, aunque ya no importe, aunque ya no exista aquello que estuve cerca de llamar amor.
Te eché, lo sé, como expulso ahora de mi lado a cualquiera que airee mis sábanas de la piel muerta que habito. No he vuelto a tiritar bajo unos ojos, bajo unas manos, bajo una sola palabra. No he vuelto a bajar la guardia aunque a ratos me engañe pensando que sí, que la línea del abismo me dibuja el meridiano perfecto en las palmas de los pies. Y es posible incluso que la suerte caiga de mi parte. Sin embargo, a la hora de la verdad, las esquinas nunca se doblan de forma que consigamos el engarce perfecto.
Y ahora, tanto tiempo después, me atenaza el miedo. El miedo a no poder cerrar los ojos; tú fuiste el único capaz de domar mi vértigo, mi pánico a la oscuridad y mi ateísmo a esas cuatro letras en las que nunca creí. O quizás eso vino luego, cuando descubrí que, años después, aún guardo el único regalo que me hiciste.
La certeza de saber que nadie llenaría tu hueco.
Sonando: “Ojalá” de Silvio Rodríguez.
"Ojalá se te acabe la mirada constante, la palabra precisa, la sonrisa perfecta, ojalá pase algo que te borre de pronto (...) ojalá que no pueda tocarte ni en canciones"
Y no hace falta decir nada más.
En toda esta historia veo consistencia , cobardía y mucha esperanza.Adelante
esas cosas sólo se pueden saber en pasado porque tenemos la mala costumbre de distorsionar las cosas que pasaron hasta convertirlas en algo hermoso, olvidando lo malo, y elevando a la categoría de maravilla las cosas buenas... quizás no todo era tan así como lo recuerdas, quizás no fuiste tan cobarde, quizás...
Y lo peor es ver que, años después, nadie tampoco ha llenado el hueco que tú le dejaste a él.
Silvio rasga el alma desde antes de que naciéramos, con su verso desgarrador y verdadero.
Lamento decirte que ciertos huecos no se vuelven a llenar nunca: no habrá otra pieza que encaje exactamente igual que la anterior, y siempre dejará una rendija o frotará por algún lado ese medio centímetro de más.
Por suerte, somos más que un hueco que llenar. Por suerte somos más que cloro en las heridas.
Siempre queda un hueco, si el amor fue verdadero, siempre quedará una marca que ni el tiempo ni otr@ podrán borrar; en tu corazon hay una pieza, como de puzzle, reservada para alguien, es dificil,pero a veces aparece; no hay dos piezas exactamente iguales, por lo que el hueco que deja una pieza no se puede ocupar con otra......
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