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¿Y a ti aún te cuentan cuentos?

 

Antes

Siempre acabo buscándote en el fondo de un vaso de cerveza que tú no bebes conmigo. Que bebo con alguien que me mira de reojo, que estudia mis gestos como contemplando el minutero imperturbable de una bomba de relojería que nunca deja la metralla del lado correcto. Bebo con alguien que estudia mis labios con la precisión de cirujano con la que yo destemplo mis palabras ante ti, por si queman, por si estallan, por si en algún momento se atreven a decir la verdad.

Antes no hubiera esperado nada. Antes, cuando los cero grados atemperaban todos los días y nada conseguía dejar escarcha en mis ojos secos, antes, el ritmo cardiaco siempre marcaba la misma cadencia nula que coagulaba los pasos que se acercaban más de la cuenta. Antes, cuando la impermeabilidad de mis huellas me hubiera mantenido a salvo de tu rastro siempre inconcluso, habría sonreído y quizás no hubiera pasado la noche sola. Y al despertar quizás se afilase el recuerdo, quizás repicase, un instante, el sonido mudo de un latido ausente y quizás me sintiese aún más sola pero ese sentimiento amargo, esa acidez en el cielo de la boca sería mía. Mío sería el ritmo sereno pero continuo al decir adiós, ya nos veremos, mía la sonrisa forzada, mío el caminar difuso por las aceras de una mañana con restos de madrugada. Mío sería el adiós.

Y dolería mucho menos que todas las noches en las que te espero.

La foto es de Blai Server


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At 10:37 p. m., Anonymous Urko said...

Repito mi comentario. Es extraño leerte y sentir que me leo al mismo tiempo. Y tú no eres yo. Tú, como el salvaje, descartabas el soma y elegías ser desgraciado. No vuelvas a olvidarlo.    



At 9:07 a. m., Blogger Beauséant said...

uno nunca es dueño de sus adioses, es difícil asumirlo, lo sé.    



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