Lo bueno de la Navidad
20 dic 2007
Lo bueno de ciertos momentos, lo bueno de la Navidad, del fin de año, de los Reyes Magos, lo bueno de celebrar estas fiestas en determinadas espirales de sentimientos es que siempre te permite, dejar de girar y conseguir ver más allá, detrás de las luces, de las sonrisas o de la falta de ellas. Celebrando estas fiestas a veces lloras más y otras veces bailas por la calle y nunca depende sólo de la temperatura relativa de la atmósfera.
Hoy hace algo de sol, algo de viento y algo de pena, mañana acabarán los días previos y nos acechará, desde las esquinas más recónditas de la memoria, ese duende, a veces brillante, a veces oscuro, que siempre termina por hacernos recordar tantas otras Navidades. Quizás este año vea nevar. Quizás tengan razón y el año que viene será mejor. Quizás logremos sonreír desde las entrañas. Quizás se borre este nudo en la garganta.
Lo bueno de ciertos momentos, decía, es que a pesar de la nieve, de los puertos cerrados, a pesar de las placas de hielo que amenazan con hacerte resbalar una vez más, a pesar de las toneladas de sal que a veces fecundan en tus heridas, eres capaz de pasar por encima de esos muñecos de nieve que permanecen callados, ausentes, en el borde del camino y sonreír al concentrarte en los cautos soles, algunos inesperados, que aúnan esfuerzos para que germinen girasoles en la carretera. Que estas no serán las mejores navidades pero pueden ser igual de cálidas.
Así que, en definitiva, estas líneas quiero ofrecerlas a esas personas que en los últimos tiempos me han ofrecido la luz y la chispa necesaria para mirar hacia delante sin fotografiarlo en blanco y negro. Gracias. Desde las entrañas.
Y Feliz Navidad, claro.