Desguace
Es la misma neblina ligera que sacude el alcohol en las noches de labios, a ratos secos, a ratos desbordados. Cuando la imagen perfecta de su figura se recorta entre las burbujas de todos los sorbos. No importa cuantas veces intentes hundirla, en un estúpido e inestable intento de manar de nuevo, al final esa piel te roza la cordura y se te erizan las palabras no dichas, las que siempre coinciden con tus deseos, más allá de los gestos, de las certezas oscuras (todas las certezas a esas horas del día sufren de falta de iluminación), más allá de todas las noches encallando en el mismo agujero negro de sus pupilas. La constante oscura que desintegra la ecuación perfecta.
Pudiste evitarlo, claro, te dice aún su saliva, dictadora voluntaria y consentida entre tus pestañas. Tuviste todas las opciones, lo sabes, pero elegiste el camino minado convenciéndote de que lograrías que en las lindes de los días florecieses girasoles. Y lo obtuviste en cierta manera, aunque ni uno sólo de los instantes floreciese el sol a jornada completa. Pudiste evitarlo, es cierto, pero no lo hiciste, ni siquiera lo intentaste, te silba el mismo viento que despeinaba la arena negra de tus pesadillas, para que no olvides ni al mirar grúas vencidas. Para que no olvides, especialmente, al mirar grúas vencidas. Tú no, tú no conseguirás llegar a alzarte más allá del mar de escombros de sus muslos.
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on 31 jul 2007 at 12:53 p. m..
You can skip to the end and leave a response.
Pero tampoco podemos quedarnos sentados a ver cómo florece algo, lo que sea, en un terreno seco. Por eso a veces necesitamos atravesar los campos minados, para poder sentirnos vivos. Y llegado el momento, siempre duele un poco descubrir que no existe ninguna ecuación perfecta; más allá del mar sólo hay monstruos y vacío. Son éstas las cartas, y de sobra conocemos las reglas del juego, pero afortunadamente tenemos la capacidad de sobreponernos a las cadenas, de dar la espalda a todos los desguaces. Es algo en lo que nos va la vida.
Cuantas veces tratamos de evitar el camino minado... pero es imprescindible transitarlo para llegar al fondo de tantas cosas...
Salud/OS y feliz regreso. Yo tengo vacaciones ahora, a partir del viernes. A ver si puedo "reparar" mi blog, que los del hosting me lo han "secuestrado".
Un beso.
PD: Las grúas son de los astilleros de Cádiz, no!?
Siempre hay un momento en que todavía se puede elegir, en que todavía se puede decidir, a partir de ahí, ya no.
No siempre estamos tan certeros como para divisar el momento ese, a veces simplemente nos lo tragamos como el jarabe cuando éramos pequeños, aunque sea con un caramelo para engañar al sabor.
los desguaces son un poco como los cementerios: lugares donde guardamos todas las promesas rotas e incumplidas..
una alegría verte de nuevo por estos lares...
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