“Puedo oír los latidos sin necesidad de estetoscopio”. Sé que debería hacer caso a su bata blanca, a su voz amable y a su mirada preocupada. Que debería cuidarme más y dejar de escalar a los tejados para intentar ver más allá. Adelantar al tiempo siempre te deja con un ritmo cardíaco elevado y unas décimas de fiebre. Se apacigua con una manta roja, un gato que ronronea y un buen libro mientras estalla el granizo tras las ventanas; calienta menos la fiebre y duele menos el nudo en la garganta que te impide gritar canciones alegres. Sin embargo no desaparecen los temblores. A veces creo que fuera hace un sol radiante y la lluvia, el frío y el viento sólo reside en mis retinas, inundándolo todo. Y no soy capaz de caminar sobre las aguas a pesar de las tres pastillas al día que pretenden mantenerme a salvo de personas con bata blanca. A salvo del no-verano que nace en los capilares y cada vez se acerca más al corazón a pesar de la lentitud de mi riego sanguíneo. A salvo de mi mirada en tu mirada. A salvo de mí.
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on 13 may 2010 at 5:05 p. m..
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6 comments:
Respiro de otra forma leyéndote y recreando tus dedos, tus ojos, tu sangre, tus rizos. Respiro de una forma en que duele leerte. ¿Sabes? esto es un abrazo muy enredado (y de puntillas) &
Preciosa entrada.
batas blancas, batas blancas, para la oveja negra.
(jeje, de Barricada)
Añado la caricia de una mano querida: calor en el regazo y hielo en las sienes (según que fiebre)
es tarde, hace calor y tengo sueño
pero me has dado frío..
nunca se está suficientemente a salvo...
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